Desde tiempo inmemoriales el hombre de distintas regiones del planeta ha sido favorecido por los efectos benéficos de la energía magnética. Actualmente, la investigación científica mundial ha comprobado que, efectivamente, la energía magnética es de invaluable ayuda para promover el buen estado físico y el bienestar del ser humano.
Como todos sabemos, la tierra es un gigantesco imán cuyos polos se encuentran en proximidad de sus polos geográficos. Por otra parte, el mismo ser humano es un fenómeno biomagnético en tanto sus células e incluso los átomos que las componen, son diminutos imanes con ambas polaridades. De ahí que la energia magnetica ayude, entre otras cosas a: Algunos de los beneficios comprobados del uso adecuado de la energía magnética son:
• Mitigar o desparecer dolores e inflamaciones. • Reforzar la capacidad del organismo para sanarse a sí mismo. • Normalizar las funciones vitales y del sueño reparador. • Equilibrar las energías biológicas. • Normalizar la presión, circulación y ph sanguíneos. • Promover la oxigenación de la zona de aplicación. • Favorecer el razonamiento y la agudeza mental. • Reducir y disolver depósitos de grasa. • Promover la sensación de una gran felicidad.
Muchas culturas ancestrales, entre las que se encuentran la china, la hindú, la árabe, la hebrea y las antiguas dinastías egipcias, utilizaban imanes por sus propiedades terapéuticas. La historia cuenta que Cleopatra, para retrasar el proceso de envejecimiento, dormía con una piedra imán sobre la frente. En el siglo III a C., Aristóteles escribió acerca de las propiedades curativas de los imanes naturales, que llamaba "imanes blancos". En el siglo I d C., Plinio el Viejo, historiador romano, habló sobre la utilización de los imanes para curar los problemas oculares. Durante ese mismo siglo, algunos geománticos chinos empezaron a documentar los efectos sutiles del campo magnético terrestre en la salud humana y la enfermedad después de utilizar brújulas de gran precisión para la exploración de las condiciones geomagnéticas. En el siglo II, el célebre médico Galeno recomendaba el empleo de imanes para tratar el estreñimiento y diversos trastornos dolorosos. En el siglo IV, Marcel, el filósofo y médico francés, aconsejaba llevar un imán alrededor del cuello para aliviar los dolores de cabeza. En el siglo VI, Alejandro de Tralles utilizaba imanes para tratar el dolor de las articulaciones. Después, durante el siglo X, el médico islámico Ibn Sina, también conocido como Avicena, afirmó que era capaz de tratar la depresión mediante la terapia magnética. Alrededor del año 1000, un médico persa documentó la utilización de imanes para aliviar dolencias como la gota y los espasmos musculares. Un gran número de médicos y sanadores utilizaron los imanes para curar diferentes problemas médicos hasta el siglo XVI, cuando el célebre médico Paracelso no sólo abogó por los imanes para curar trastornos específicos, sino que además describió con detalle los diversos efectos curativos de las polaridades magnéticas en los seres vivos.
Paracelso fue uno de los primeros en postular que la propia Tierra era un gran imán. En sus obras sobre terapia magnética, Paracelso defendía que el "imán es el rey de todos los secretos". En 1777 la Real Sociedad francesa de medicina examinó los estudios sobre curación magnética realizados por un abad francés llamado Le Noble. Sus informes sobre los efectos de los tratamientos magnéticos fueron tan favorables que concluyeron que el imán parecía destinado a desempeñar un papel tan importante en la práctica y la teoría médica como el que estaba comenzando a tener en el campo de la física experimental.
Beneficios de la ingestión de Agua Magnetizada
Mejor gusto. Reduce la acidez y ayuda a regular el pH del cuerpo. Produce efectos terapéuticos en el cuerpo, especialmente en los sistemas: digestivo, nervioso y urinario. Ayuda a limpiar arterias bloqueadas, normaliza el sistema circulatorio y la función de regulación de temperatura. Es beneficiosa para problemas de riñón, gota, obesidad, y envejecimiento prematuro. Estimula la actividad cerebral. Facilita la relajación y el bienestar. Proporciona más salud y vitalidad. El agua magnetizada con el polo Sur tiene una tensión superficial menor que el agua magnetizada con el polo Norte. Además el agua magnetizada con el polo Sur, proporciona energía y vitalidad. El agua magnetizada con el polo Norte acelera los procesos curativos y relaja. La leche, se conserva fresca más tiempo si se mantiene dentro de un campo magnético de polaridad Norte; en cambio, si se expone al polo Sur se agriará a mayor velocidad. También se pueden magnetizar la leche con el polo Sur de un imán durante media hora, para tomarla seguidamente, proporcionando vigor y vitalidad a personas débiles y cansadas. Los zumos de fruta pueden magnetizarse para aumentar su poder refrescante y nutritivo. Hay que tener en cuenta que la ingestión de agua magnetizada no produce efectos inmediatos, su acción es lenta y continuada. Normalmente se empiezan a notar sus efectos a partir de los dos o tres semanas del inicio de su ingestión. Las aguas con gran cantidad de sales disueltas, se denominan "aguas duras", tienen un menor poder disolvente, producen menos espuma con jabones y detergentes, y los alimentos necesitan más tiempo para cocerse. Las aguas con poca cantidad de sales se dominan "aguas blandas", tienen un mayor poder disolvente. La fruta, las verduras, etc. se conservan frescas más tiempo si se mantienen dentro de un campo magnético de polaridad Norte; en cambio, si se exponen al polo Sur madurarán más rápidamente. Las semillas sembradas en campos magnéticos mostraron curvas de crecimiento significativas.
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